viernes, 9 de diciembre de 2011

Dos poemas de Ludovico


  • Un Dragón
Un dragón no es un
dragón hasta que un
poeta no lo decide.
Yo decido que hay un
dragón que no vomita
fuego, sino piedras.
Y que mira a un rostro de mujer.
Extrañamente, como si
quisiera cantar con ella
el coro de la luna.
Sus escamas de piedra
pesan sobre el mundo.
¡Oh dragón unicornio
de mis alucinaciones nocturnas!
  • El sexo de los ángeles
Mis ángeles son ángeles con sexo.
Yo, nada teológico, pero erecto y divino
veo una mujer ángel en mis sueños.
Tiene espíritu y carne
y tiembla cuando la toco,
vuela en torno mío
como una mariposa de cristal
y se detiene en lo alto de mi torre
de mármol.
Como invitándome a escalarla.
Mi angelesa me cuenta, por las noches,
después de la tormenta del amor,
cosas acerca de la soledad de dios.
Dios está helado
en su propia memoria,
recordando a Lucifer
el ángel de la luz que lo alumbraba
cuando estaba prisionero
del tedio de la eternidad.
Mi angelesa me sigue a todas partes.
Como una mujer fiel.
Yo amo su sexo puro y hermoso
como el tiempo.

4 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. "Un dragón no es un dragón hasta que un poeta no lo decide" Como se me quedo grabado esa frase, llevaba meses buscando el poema pero no conocía el autor, no saben mi alegría ahora que por fin lo encontré!

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